El estancamiento de la negociación de 350.000 millones de dólares de Corea con EE.UU.: la resistencia silenciosa de Lee

Fecha: 14 de septiembre de 2025
Fuente: JoongAng Ilbo – Kang Tae-hwa

Resumen

El 14 de septiembre, el ministro de Comercio Kim Jung-kwan regresó de EE.UU. después de que las conversaciones con el secretario de Comercio Howard Lutnick concluyeran sin resultados tangibles. Tras la capitulación de Japón el 4 de septiembre —aceptando un paquete de inversión de 550.000 millones de dólares con condiciones altamente asimétricas— Washington intensificó sus demandas hacia Seúl. Estados Unidos presiona a Corea para aceptar un esquema de inversión de 350.000 millones bajo términos similares, con la reducción arancelaria (del 25% al 15%) como compensación.

El estancamiento se profundiza: funcionarios coreanos admiten en privado que soportar un arancel automotriz del 25% puede ser menos dañino que entregar 350.000 millones de sus reservas. El economista Dean Baker, del CEPR, subrayó la asimetría al preguntar por qué Corea debería entregar 350.000 millones para salvar 12.500 millones en exportaciones. Mientras tanto, Lee Jae-myung enfatiza que “acuerdos irracionales nunca serán firmados”, señalando una prolongación deliberada de las negociaciones.

Las Cinco Leyes de Integridad Epistémica

1. Veracidad de la Información
El artículo informa directamente desde JoongAng Ilbo, con fotografías y confirmación in situ del regreso silencioso de Kim.
La cifra de 350.000 millones y su comparación con las reservas (~411.000 millones) coinciden con fuentes internacionales (Reuters, FT, CSIS).
Veredicto: Alta

2. Referencia de Fuentes
Cita tanto a funcionarios gubernamentales coreanos como a voces internacionales (Dean Baker, CEPR).
Se apoya en JoongAng e imágenes de News1, además de exclusivas previas de Channel A.
Veredicto: Moderada (dependencia marcada de fuentes anónimas coreanas para los detalles de la negociación).

3. Fiabilidad y Precisión
Las cifras clave (350B Corea, 550B Japón, 15% arancel) coinciden con múltiples medios globales.
Las condiciones específicas (EE.UU. eligiendo proyectos, captura del 90% de beneficios) permanecen no verificadas más allá de filtraciones locales.
Veredicto: Moderada

4. Juicio Contextual
Expone el dilema coreano: proteger 12.500 millones de exportaciones vs. sacrificar 350.000 millones en reservas.
Sitúa correctamente esto en el contexto de la rendición japonesa y las repercusiones políticas (dimisión de Ishiba).
Veredicto: Alta

5. Trazabilidad de Inferencias
La inferencia de que “Lee prefiere retrasar antes que capitular” es consistente con sus declaraciones públicas y su postura de negociación silenciosa.
La trazabilidad es sólida: reporte de JoongAng → análisis de CEPR → filtraciones gubernamentales → palabras de Lee.
Veredicto: Alta

Opinión BBIU

El presidente Lee Jae-myung no está negociando; está ganando tiempo. Su negativa a firmar un acuerdo “irracional” no es tanto una táctica de negociación como una estrategia de supervivencia. Firmar un acuerdo tipo SPC por 350.000 millones de dólares destruiría su presidencia en su fase inicial. Pero la demora tiene un costo: Donald Trump no tolera los estancamientos.

El escudo doméstico de Lee es delgado. Los sindicatos aplauden la Ley de Sobre Amarillo, pero esa lealtad depende de los empleos. Si el desempleo aumenta en automotriz, baterías o semiconductores, las leyes de protección no compensarán los salarios perdidos. La oposición está fragmentada, sin una figura de contrapeso —pero el descontento no necesita un líder para cristalizarse. En Corea, la calle puede convertirse en oposición.

En el exterior, Lee está aislado. Japón ya capituló; Europa firmó, concediendo agricultura; China se desliza hacia la debilidad deflacionaria. Con aliados alineados y rivales constreñidos, Corea no tiene salidas laterales. Y en EE.UU., tras el asesinato de Charlie Kirk, Trump avanza hacia una victoria electoral significativa, que lo envalentonará para escalar después de noviembre.

Trump no necesita quebrar a Corea con un solo golpe. Su arsenal es más amplio, más insidioso. Los aranceles son burdos; generan resistencia. Las verdaderas armas son aquellas que parecen técnicas, burocráticas, incluso inevitables.

El golpe ESTA: una simple “revisión” del programa de exención de visado de Corea destroza el orgullo nacional. Los coreanos se sentirían degradados de la noche a la mañana, de aliado privilegiado a viajero sospechoso. Para Trump, es barato, justificable y popular en casa. Para Lee, es indefendible.

El congelamiento de inversiones: un susurro desde Washington, y Tesla, BlackRock o Micron retrasan proyectos en Corea. Desaparecen empleos, fábricas se detienen, los chaebols se tornan hostiles. Lee no puede envolver esto en retórica nacionalista; parece pérdida de confianza.

La pinza FMI/calificadoras: un informe de staff más duro, una perspectiva negativa de Moody’s. El capital huye, el won se desliza, se amplían los CDS. No parece obra de Trump; parece “el mercado”. Y sin embargo, las huellas son claras.

Aranceles en reserva: automóviles al 25%, químicos después, baterías más tarde. Cada sector se convierte en ficha de trueque en una subasta de dolor.

Esto no es negociación. Es sofocamiento administrado. Trump no necesita que Corea firme hoy. Superponiendo humillación simbólica, fragilidad financiera e incertidumbre industrial, puede erosionar la legitimidad doméstica de Lee más rápido que la propia economía.

Las palabras de Lee —“no firmaremos lo irracional”— funcionan en Seúl. En el exterior, se disuelven en irrelevancia. Cuanto más las repite, más lo enmarca Trump como débil, acorralado, incapaz de proteger el estatus de Corea.

Para Corea, el verdadero peligro no es el tamaño del cheque exigido. Es la lenta erosión de estatus, credibilidad y confianza, orquestada a través de medidas que parecen legales y técnicas. Trump lo sabe. Y Lee sabe que cada día que retrasa, los muros se cierran más.

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