🟡 Propuesta de reforma fiscal en Corea desata oposición: Se reactiva umbral de 10 mil millones para considerar “gran accionista”
📅 2 de agosto de 2025
✍️ Periodista: Jeong Hyejeong – JoongAng Ilbo
🧾 Resumen
En medio de una fuerte caída del mercado bursátil coreano, el oficial del Partido Democrático, Jin Sung-joon, defendió públicamente la necesidad de restaurar el umbral fiscal de 10 mil millones de wones para aplicar el impuesto sobre ganancias de capital a grandes accionistas. La propuesta forma parte de la reforma tributaria 2025 presentada el 31 de julio, que revierte la expansión previa del gobierno de Yoon Suk-yeol (que había elevado el umbral a 50 mil millones), y que busca reinstaurar el marco previsto por el gobierno de Moon Jae-in —aunque en su momento, su aplicación fue postergada por protestas ciudadanas similares a las actuales.
Jin argumenta que reducciones anteriores de ese umbral —durante las administraciones de Park Geun-hye y Moon— no causaron caídas bursátiles sustanciales, y que la flexibilización bajo Yoon no logró estabilizar el mercado. Sin embargo, la reacción ciudadana fue inmediata: una petición parlamentaria en contra de la reforma superó las 76,000 firmas en menos de 48 horas, canalizando frustración entre inversores que ven amenazada su competitividad frente a mercados como EE.UU.
Mientras tanto, el líder parlamentario del mismo partido, Kim Byung-ki, abrió la puerta a una revisión, mostrando divisiones internas. Jin respondió que la propuesta aún no está cerrada, pero no considera que el proceso esté en riesgo de revertirse.
⚖️ Cinco Leyes de Integridad Epistémica
✅ Veracidad de la Información – La nota ofrece citas directas, cronología precisa y reflejo fidedigno de los hechos políticos recientes. 🟢 Alta
📎 Referencia a Fuentes – Incluye declaraciones públicas de Jin y Kim, así como datos sobre la petición ciudadana y el texto de la reforma fiscal. 🟢 Alta
🧭 Precisión y Fiabilidad – Presenta la secuencia de eventos (reforma → reacción política → respuesta ciudadana) con fidelidad factual. No obstante, omite elementos de contexto fiscal estructural como los mecanismos de arrastre de pérdidas y la carga contable de autodeclaración. 🟡 Moderada
⚖️ Juicio Contextual – Aunque se menciona la caída bursátil, no se exploran implicancias macroeconómicas ni riesgos de fuga de capital, ni se compara con el tratamiento tributario internacional (EE.UU., Japón, Singapur). 🟡 Moderada
🔍 Trazabilidad Inferencial – El artículo permite deducir tensiones entre recaudación fiscal y salud del mercado, pero evita proyectar impactos estructurales o simbólicos de largo plazo. 🟡 Moderada
🧩 Clasificaciones de accionistas en Corea del Sur
En el contexto del mercado bursátil coreano (KOSPI, KOSDAQ), los accionistas se dividen en tres grandes grupos según su nivel de participación, su obligación de notificación y su tratamiento fiscal.
Accionistas ordinarios (일반 주주)
Son aquellos con participación minoritaria (<1%) sin control o influencia significativa. Están exentos del impuesto sobre ganancias de capital cuando operan con acciones cotizadas, salvo casos excepcionales (acciones no listadas o transacciones especiales). Solo tributan sobre dividendos (15.4%) y no tienen obligaciones de declaración ante la FSC.Accionistas con deber de notificación (보고의무대상 주주)
Desde el 5% de participación en una empresa listada, deben notificar su posición inicial y cada variación superior al 1% dentro de 5 días hábiles. El objetivo regulatorio es prevenir tomas hostiles o acumulación sigilosa. Esto activa una visibilidad más alta ante la Comisión de Servicios Financieros (FSC).Grandes accionistas (대주주)
La figura central de la controversia actual. Se considera gran accionista a quien posea un valor de ₩10 mil millones o más en acciones de una sola empresa, independientemente de si tiene o no control corporativo. Esta clasificación activa la obligación de pagar impuestos sobre las ganancias de capital, incluso para acciones cotizadas en bolsa.La tasa es progresiva: 20% hasta ₩300 millones de ganancia y 25% por encima. Sin embargo, Corea no permite el arrastre de pérdidas entre ejercicios fiscales ni la compensación entre distintos activos, a diferencia de sistemas como el estadounidense. El sistema tampoco retiene automáticamente, lo que obliga al contribuyente a autodeclarar, asumiendo costos contables y mayor exposición fiscal.
Además, esta designación puede implicar restricciones de venta en ciertos períodos (blackout antes de resultados), exclusión de ciertos subsidios estatales y una mayor exposición a auditorías, incluso si la participación no implica influencia directa en la empresa.
💡 Implicaciones BBIU
La línea divisoria que traza el umbral de ₩10 mil millones no solo establece una obligación fiscal, sino que también marca una frontera simbólica profunda: el inversor que la cruza deja de ser ciudadano ahorrador y pasa a ser objetivo fiscal del Estado. Este cambio de estatus opera más como sanción que como regulación.
En comparación internacional, Corea se vuelve estructuralmente hostil al capital nacional de largo plazo. En EE.UU., las ganancias de capital tienen un tratamiento más favorable si se mantienen activos durante más de un año, con reglas claras, posibilidad de compensar pérdidas, y retención automática. En Japón existen exenciones temporales para incentivar la permanencia. En Corea, en cambio, la lógica fiscalista se combina con un entorno narrativo donde el éxito financiero es moralmente sospechoso.
El resultado es una criminalización simbólica de la figura del inversor nacional sofisticado, que es tratado como evasor potencial por defecto. Esto no solo afecta el atractivo fiscal, sino que genera un ambiente de inseguridad jurídica que empuja a la elite inversora a operar a través de plataformas extranjeras como Fidelity, Schwab o Interactive Brokers. Aunque Corea impone obligaciones de reporte a través de bancos designados (ej. KEB Hana Bank) para ciertas inversiones exteriores, el entorno sigue siendo más predecible, menos punitivo, y simbólicamente neutral fuera del país.
📉 Motivos reales de implementación (tres hipótesis BBIU)
🎯 1. Restauración fiscal encubierta ante presión externa (hipótesis estructural)
El reciente acuerdo Corea–EE.UU. exige una inversión directa de $350 mil millones y compras energéticas por $100–150 mil millones, comprometiendo la mayor parte de las reservas del Banco de Corea. Para sostener esta salida sin aumentar abruptamente la deuda soberana visible ni desencadenar una percepción de debilidad fiscal, el gobierno de Lee podría estar utilizando esta reforma para ampliar rápidamente la base impositiva nacional sobre capital bursátil no controlado por conglomerados.
Esto funcionaría como una forma de refinanciación interna, que permite simular equilibrio fiscal ante el FMI o agencias de rating, mientras se ejecuta una transferencia estructural de riqueza industrial hacia EE.UU.
🔄 2. Purga del inversor mediano antes de una reorganización bursátil institucional
Otra posibilidad es que esta medida sea parte de una estrategia coordinada para reducir la presión especulativa doméstica y facilitar el reordenamiento accionario por parte de fondos estatales, conglomerados o capital extranjero institucional.
Al desalentar a quienes poseen entre ₩10 y ₩50 mil millones en acciones —es decir, inversores sofisticados pero sin control corporativo— se crea un entorno más favorable para la consolidación de poder dentro de las empresas y una estabilización controlada del mercado. En este marco, la promesa de un mercado fuerte y con dividendos podría mantenerse, pero exclusivamente para los agentes institucionales que sobrevivan o compren la purga.
🧩 3. Legitimación fiscal-populista tras pacto desigual con EE.UU.
Por último, la reforma puede leerse como un gesto simbólico hacia sectores internos que exigen “justicia tributaria”, al tiempo que el presidente Lee intenta compensar el daño reputacional del acuerdo comercial desigual con Washington. En esta lógica, la narrativa de “recuperar lo que Yoon destruyó” opera como discurso restaurador, sin verdadero fundamento estructural.
Sin embargo, esta estrategia entra en colisión directa con el discurso previo del propio presidente, quien promovió un mercado bursátil dinámico, con gobernanza confiable y dividendos sostenibles. La medida fiscal —si no se revierte o matiza— desmiente esa promesa y puede llevar a una descapitalización simbólica del sistema bursátil nacional.